14 Ene El secreto mejor guardado
Perseguir el secreto de la felicidad es como querer mirar fijamente al sol sin gafas, solo aguantaremos la mirada unos pocos segundos y, esperar que baje de luminosidad para nosotros es tan efectivo como esperar a que ocurra un milagro, especialmente si nuestros genes no están de nuestro lado.
Muchos pacientes me dicen que no son felices y eso les atormenta, pero ¿dónde podemos encontrar la felicidad? la respuesta es sencilla, en ninguna parte.
La felicidad no es un destino que se pueda encontrar, sino que consiste en un esfuerzo consciente, una elección o una decisión, algo que creamos cada día a través de cada una de nuestras acciones.
Principalmente hay tres factores principales que explican cuán felices somos:
El primer lugar estaría nuestra genética, ya que ella representa el 50% de que seamos más o menos felices.
Cada uno de nosotros nace con un «punto de equilibrio biológico único”, pero este, como casi todo en esta vida, no es el destino tallado en piedra, sino sólo una predisposición.
La genética influye en lo felices que podemos ser, pero no determinamos lo felices que somos.
En segundo lugar, otro factor importante a la hora de medir nuestro grado de felicidad, hace referencia a nuestras circunstancias peculiares, –sorprendentemente en muy pequeña medida– factores como el estado civil, nuestros ingresos o el lugar que ocupamos en la sociedad, sólo representan el 10% de nuestro nivel de felicidad.
Podemos asumir que tener pareja o tener más dinero nos hará más felices, al igual que sufrir un desamor o perder un trabajo nos haría más infelices; aunque no es completamente cierto.
Los eventos buenos o malos, incluso los extremos –como ganar la lotería o perder a un ser querido- afectan nuestro bienestar, pero sólo temporalmente. Una vez que nos acostumbramos a ello –y siempre lo hacemos-, nuestro nivel de felicidad vuelve a donde estaba antes.
Y por último otro factor importante de dónde proviene el otro 40% de nuestra felicidad, hace referencia a nuestra actividad intencionada.
Las actividades que elegimos son la manera más prometedora no sólo para impulsar nuestra felicidad, sino también para mantenerla.
Lo que decidimos hacer todos los días es lo que determina cuán felices nos sentiremos. Esto significa que la felicidad puede ser construida a través de nuestros esfuerzos y, que todos tenemos la oportunidad de crear una vida llena de alegría y satisfacción, pero con esfuerzo consciente y cotidiano.
La felicidad debe combinar tanto el presente como el futuro.
… todo esto está muy bien para el día a día, pero ¿Cómo podemos crear una felicidad duradera?
Podemos empezar por estas prácticas (científicamente probadas):
- Participar en la auto-reflexión positiva
Es fácil quedar atrapado en nuestros defectos y olvidar todas nuestras virtudes. Para ser feliz en la vida primero tenemos que ser felices con nosotros mismos, apreciando todo lo bueno que tenemos y aceptando lo que no.
En lugar de insistir en nuestras deficiencias, necesitamos celebrar nuestros éxitos y elegir para recordar lo que vale la pena recordar, y dejar ir esos momentos que no nos hacen bien.
Aprender a reírse de nosotros mismos también hace maravillas, nos quita una pesada carga de los hombros y nos ayuda a vernos a través de una lente diferente.
- Evitar comparaciones sociales
Como seres sociales, tendemos a compararnos con los demás y por lo general lo hacemos con personas que creemos que están mejor que nosotros.
Para ser felices necesitamos darnos cuenta de que cada uno es ser único, y que no somos mejores ni peores que nadie, sino diferentes; porque si seguimos comparando nuestros logros con los de otros, siempre terminamos anhelando más y, este deseo insaciable de eclipsar al resto nos privará de la paz y el contentamiento que nuestra alma necesita para la verdadera felicidad y satisfacción.
- Ser optimista
El optimismo, es la piedra angular de nuestros pensamientos… No es lo que nos pasa, sino nuestra interpretación de lo que marca la diferencia.
Si vemos un evento como algo frustrante, este será el final de nuestra opciones, pero si escogemos conscientemente cómo reaccionar ante él, entonces no amenazará nuestra existencia entera. Debemos elegir cuidadosamente la forma en que pensamos y en qué nos centramos.
- Cumplir objetivos
No centrarse tanto en la meta y más en los objetivos también es un buen truco, ya que la felicidad no se trata sólo de sentir emociones positivas constantemente, sino también de experimentar una gran satisfacción con nuestros pequeños fracasos que no solo no nos mermaron, sino que son lecciones de futuro.
Para ser felices debemos aprender a disfrutar el momento, pero también a trabajar hacia objetivos que nos parezcan gratificantes.
- Practica la Gratitud
La gratitud hacia los demás y hacia nuestro entorno nos ayuda a darnos cuenta de lo afortunados que somos. A veces tendemos a centrarnos tanto en lo que no tenemos que olvidamos todo lo que sí.
Cuando practicamos la gratitud apreciamos más nuestra vida y empezamos a valorar todas las pequeñas cosas que nos pueden dar más felicidad, aprendemos a saborear momentos de alegría y comenzamos a ver la magia en lo que normalmente percibimos como ordinario.
Pero lo que tienes que tener muy claro es que al final del día, sólo tú puedes determinar qué acciones y actitudes te harán más feliz. Tu puedes encontrar esto a través del ensayo y error o, haciéndose preguntas perspicaces. Lo que importa es que te des cuenta de que la felicidad duradera es posible, sólo tienes que cultivarla cada día de tu vida.
Sorry, the comment form is closed at this time.